Después de una larga espera por fin pude volver a pescar....
Solo quien es un verdadero pescador puede entender el sufrimiento y ansiedad que se produce al estar apartado del líquido elemento sin poder llegar a acariciar un bonito pez durante un largo período de tiempo. Es algo difícil de entender para cualquier persona que no ame la pesca como tal.
Levantarse un domingo frío y lluvioso a las 4:00 de la mañana para caña en mano recorrer kilómetros hasta llegar a nuestro destino y practicar nuestra afición preferida. Algunos nos llaman locos, y quizá tengan razón... somos locos de la pesca... y precisamente a estos locos de la pesca le dedico este relato.
Así comenzaba la jornada, cuatro y media de la madrugada, de camino a la costa con lluvia y algo de viento, la cosa pintaba mal, para que engañarse...pero por fin podía ir de pesca, es lo que hay. Ésta es la desgracia de algunos de nosotros que no podemos elegir día hora o lugar... solo podemos practicar nuestra pasión cuando nuestras obligaciones nos lo permiten y por eso tenemos que aprovechar al máximo las pocas oportunidades de las que disponemos para salir.
Mi objetivo era la lubina, para lo cual, portaba en esta ocasión solo mi equipo de mosca. Quería evitar tentaciones con la caña de spinning, ya se sabe que cuando se va a la mar por aquí en el norte raras veces te sueles encontrar con una meteorología idónea para este tipo de pesca con sedal pesado, así que normalmente terminas por inclinarte por el lance de señuelos pesados a spinning, así que para evitar tentaciones nada mejor que dejarlos en casa. Esta vez me propuse pescar a mosca, sean cual sean las condiciones, así que no quedaba otra que defenderse con una caña y línea del número 8 para enfrentarse a los vientos y mareas atlánticas que castigan estos lares.
Pon fin llegué al destino, el fantástico atlántico me recibió con todo su esplendor, como en él es habitual. Nunca me canso de admirar este océano que te empapa con sus fabulosas fragancias inconfundibles, ese sabor a salado....ahhhh!!! como te echaba de menos.... Por otro lado el viento azotaba con moderación y aunque dificultaba la acción de pesca, ésta podía llevarse a cabo, eso sí, no con mucha facilidad para la modalidad elegida.
Ya había preparado todos lo bártulos cuando todavía no había amanecido, perfecto decía yo....., los primeros lances en plena oscuridad son siempre difíciles pero pronto te acostumbras y cuando te das cuenta las primeras luces del día alumbran la línea sobre la superficie del agua.
Pronto llegó la primera picada del día, era una pequeña lubina que no hizo falta desanzuelar, mientras intentaba alzarla, ella solita se soltó volviendo por donde vino. No se pudo resistir a la tentación el precioso streamer amarillo que le había presentado.
No sería la única que caería en el engaño, ya que poco después, otras cuantas probarían el amargo sabor del mismo señuelo.
Las capturas aunque de poco porte me supieron a gloria, por supuesto todas ellas fueron devueltas a su medio sanas y salvas no sin antes retratarlas en forma de foto para el recuerdo.
Después de una primera hora de intensa actividad, ésta remitió para mi desgracia, dejándome un buen sabor de boca, aunque insuficiente para un hambriento pescador como yo.
No me iba a rendir tan fácilmente.... así que probé en superficie, anudé al final de la línea un pequeño popper de foam, y comencé a lanzar. La acción del mismo es realmente espectacular, la combinación de este tipo de imitación y una línea de hundimiento intermedio es brutal, las salpicaduras e incursiones bajo la superficie del agua hacen que estés alerta en todo momento sabiendo que en cualquier instante una loba emergerá de las profundidades para asestarle un ataque mortal.....El caso es que incomprensiblemente en esta ocasión no funcionó....¿por qué? ¿como puede ser? ahhhh!!! misterios de la pesca... jejejeee...
El caso es que mi hambre de capturas todabía no se había saciado, así que para apaciguar la, decidí desplazarme a otro puesto y aprovechar para hacerle una visita a los humildes mugílidos, mis incansables batalladores...
Esta vez no los iba a tentar en la ría como es costumbre en mi, si no que me fui a una zona de rompientes...si si, rompientes...
Si bien en la ría te dan grandes satisfacciones, es aquí en mar abierto donde verdaderamente muestran toda su bravura.
Una vez se sienten clavados, da comienzo toda una explosión de fuerza y bravura. En estas condiciones su reacción inicial es ir mar a dentro, sacándote metros y metros de línea a una velocidad vertiginosa.
Hay que estar bien atento a las embestidas de éstas locomotoras si no quieres llevarte un disgusto en forma de ruptura del terminal.
Y pensar que existen pescadores que todavía los consideran una especie sin ningún valor para la pesca deportiva....sabéis que os digo: que piensen lo que quieran... yo seguiré disfrutando de ellos siempre que pueda....
Saludos y hasta la próxima....