El pasado domingo 16 de marzo de 2014, se abría en Galicia la apertura para la pesca de la trucha. Como es costumbre no se podía faltar a la cita, así que en compañía de mi primo Ricardo disfrutamos juntos de una bonita jornada de pesca.
Después de mucho pensarlo el lugar elegido fue un pequeño río, pues lo que realmente pretendíamos era huir un poco de las aglomeraciones de pescadores que provoca siempre el inicio de temporada, y la verdad es que lo conseguimos, ya que apenas nos cruzamos con un par de pescadores en toda la mañana.
Las condiciones del río eran muy buenas para practicar todo tipo de pesca, yo pensaba que iría muchísimo más alto de caudal después de este invierno tan lluvioso que sufrimos, pero estos últimos días de primavera anticipada que disfrutamos por aquí, hicieron que los caudales sobre todo de los pequeños ríos como este descendieran considerablemente.
Dadas las condiciones descritas, yo me decidí por practicar para este primer día de la temporada la modalidad de spinning ligero, mientras que mi primo fue más tradicional y se decidió por la siempre eficaz pesca a cebo natural, en este caso utilizando como engaño lombriz o miñoca como aquí la denominamos.
Ante la ausencia de pescadores, decidimos repartinos el río entre los dos para no estorbarnos, así yo decidí ir aguas abajo mientras que Ricardo se fue aguas arriba del punto de llegada.
Poco a poco fueron llegando las picadas y posteriormente las capturas, eso sí todas de escasa entidad, rondaban entre los catorce y diecisiete centímetros, exceptuando una bonita pintona de unos veinte y tantos centímetros que cuando me disponía a hacerle un bonito retrato para el recuerdo decidió no posar para la foto e irse por donde vino...
A pesar de la escasa entidad de las capturas disfrutamos de lo lindo del paraje en el que nos encontrábamos, además, las condiciones climáticas así lo permitían ya que parecía un precioso día de primavera, aunque bastaba tocar por un instante las gélidas aguas de este bonito río, para darnos cuenta que todavía estábamos en el invierno.
Lo único que empañó la jornada fue la existencia de un montón de cierres con alambre de espinos, como el que os muestro a continuación, que dificultaban y en algunos casos impedían totalmente el paso por la ribera del cauce, siendo un verdadero peligro no solo para los pescadores, sino también para todo tipo de personas e incluso animales que pueblan estos preciosos parajes.
Y así transcurrió esta bonita y entretenida mañana de marzo, primer día de esta temporada de pesca de la trucha aquí en Galicia.